Para el Portal Inmobiliario, publicada 23 de Marzo de 2016
Mucho se ha hablado en las últimas semanas
acerca de la desaceleración del mercado inmobiliario. El boom de construcción que
observamos en 2015, sobre todo en inversiones habitacionales producto del
cambio en el IVA, podría estar llegando a su fin y nos esperaría un aterrizaje,
cuya magnitud es difícil de predecir.
De acuerdo a las últimas cifras publicadas
por el Portal Inmobiliario para las viviendas usadas en la Región Metropolitana
(4to trimestre de 2015), se observa una caída en los precios de arriendo de
0,3% en términos anuales y 1,2% en términos trimestrales. En el margen, el
mercado de arriendo pareciera estar deteriorándose. Adicionalmente el efecto es
mayor en departamentos que en casas. Este es un fenómeno interesante ya que
desde que se publican las cifras no había habido disminuciones en los precios
de arriendo habitacionales. Cabe señalar que, de acuerdo a las mismas cifras,
el aumento en los arriendos ya estaba detenido desde hace casi dos años,
mientras que los precios de las unidades (usadas) continuaban al alza,
presionando a la baja la rentabilidad de los activos. Las cifras del INE no
acusan todavía una disminución de los arriendos en términos reales pero el
aumento nominal en 12 meses a diciembre de 2015 es 4,9% (división 4, grupo 1 del
IPC) con un aumento de IPC total de 4,4%. Es importante indicar también que los
datos del Portal miden la evolución de los precios de arriendo y de las viviendas
usadas. Los precios de las viviendas nuevas han mostrado una leve baja en los
últimos meses que los precios de las viviendas usadas no muestran, al menos con
los datos que publica el Banco Central de Chile y la CChC. Los datos de
GfK-Adimark no muestran hasta diciembre 2015 ningún descenso de precios en las
unidades nuevas. Sin embargo y considerando que las viviendas nuevas no
representan más de 2% del stock habitacional, parece más relevante mirar los
precios en el stock.
¿Qué está pasando en el mercado
inmobiliario habitacional? Repasar algunas ideas de economía urbana nos puede
ayudar a dar una interpretación a las cifras.
Los activos inmobiliarios tienen la
peculiaridad de ser demandados como activos de inversión y como activos de uso
al mismo tiempo. En los activos inmobiliarios quién demanda el activo para su
uso no siempre es el mismo que demanda el activo como inversión. En el caso de las
viviendas, y por el hecho que en Chile la gran mayoría de los hogares vive en
su propia vivienda, la demanda de inversión y la de uso coinciden en un mismo
hogar. Pero incluso en ese caso, la distinción es importante. Quien compra su
propia vivienda está operando en dos mercados. Por un lado en el de uso de las
viviendas y por otro en el mercado de inversión de los activos inmobiliarios
habitacionales. Cada hogar, dueño de una casa propia, no sólo usa su casa para
vivir sino que es al mismo tiempo un importante vehículo de ahorro. En muchos
casos es el único.
Podemos pensar, por lo tanto, en el
mercado inmobiliario como un conjunto de tres mercados distintos: El
primero es un mercado de uso de los activos. En el caso del mercado
habitacional son los hogares quienes demandan viviendas para vivir en ellas
pero esta idea también se aplica a otros activos inmobiliarios como oficinas o
superficies comerciales. El precio que ajusta este mercado es el precio de uso
o arriendo de los activos.
El segundo mercado es el de activos de
inversión inmobiliaria. Aquí son los inversionistas quienes demandan activos
inmobiliarios para sus carteras de inversión o como vehículo de ahorro. Estos
activos compiten con otros como son bonos del gobierno, acciones de empresa,
etc. Las tasas de interés, el tratamiento tributario de la inversión
inmobiliaria, entre otras cosas, afecta las decisiones de inversión y hace que
haya una mayor o menor demanda por activos inmobiliarios. Si pensamos en los
últimos años en Chile, las bajas tasas de interés han sido una causa importante
para que inversionistas busquen retornos más atractivos en el mercado
inmobiliario. Este segundo mercado se conecta con el mercado de uso a través
del precio de uso o arriendo que determina la rentabilidad de los activos
inmobiliarios. En este mercado se establece un equilibrio entre los precios de
los activos y el retorno obtenido. Si el retorno es muy alto (porque por
ejemplo los arriendos están subiendo) entrará más inversión, presionando al
alza los precios de los activos, haciendo bajar la rentabilidad hasta
conseguirse un nuevo equilibrio en la relación entre tasas de interés, retorno
de la inversión inmobiliaria y precios de los activos.
El tercer mercado es el de construcción o
instalación de nuevo stock inmobiliario que responde esencialmente a cambios en
los precios de los activos y su relación con los costos de instalarlos
(construcción, permisos, etc.). Si suben los precios de los activos
inmobiliarios habrá más empresas dispuestas a instalar nuevos edificios. Si
suben los costos, por ejemplo debido a permisos más lentos, mayores salarios en
la construcción, etc., las edificaciones sólo se harán a precios más altos, o
bien, se requerirán aumentos de productividad que compensen los mayores costos.
Con esta estructura de tres mercados,
podemos ahora pensar en la dinámica reciente del mercado inmobiliario. Dependiendo
de quién es el que está demandando el activo (el usuario o el inversionista),
los efectos sobre los precios y los arriendos pueden ser diferentes. Pensemos
en los activos inmobiliarios habitacionales: la demanda de uso de éstos depende
fundamentalmente de la formación de nuevos hogares y del ingreso de estos hogares.
Es el hogar el que ocupa la vivienda, sea este de una, dos o más personas. La
tendencia de las últimas décadas a la formación de hogares más pequeños, hace
que para igual población, la demanda habitacional sea mayor. No cabe duda que
este fenómeno ha sido relevante en la evolución del mercado habitacional. Al
mismo tiempo el aumento de los salarios, aumenta también la demanda de uso.
¿Qué efectos tiene un aumento en la
demanda del uso habitacional sobre el mercado? Pensemos en precios de arriendo,
precios de las unidades y el stock habitacional. Imaginemos que hay un aumento
en la cantidad de hogares que demandan una vivienda. En la medida que esto no
ha sido anticipado por el mercado (aquí hemos dejado totalmente fuera el rol
que juegan las expectativas en las decisiones de inversión), la nueva demanda
presiona en primer lugar el precio en el mercado de uso de las unidades, es
decir, los arriendos. Los mayores arriendos mejoran la rentabilidad de los
activos y harán que aumente la demanda por nuevos activos inmobiliarios
habitacionales. Esto impulsa la construcción y el stock comienza a expandirse.
La mayor demanda de uso lleva a aumentos de los arriendos, de los precios de
las viviendas y a un mayor stock habitacional en un plazo medio. Nótese que
este aumento de la demanda de uso, lleva al mismo tiempo a aumentos tanto en
los precios de arriendo como de las viviendas.
¿Hay alguna diferencia si la mayor demanda
no es para uso sino para inversión? Supongamos que tenemos ahora un salto en la
demanda de activos habitacionales como inversión. La demanda de uso no ha
cambiado. Son los mismos hogares con los mismos ingresos. La demanda de
inversión presiona al alza los precios de las viviendas y el stock comienza a
aumentar. Esto presiona al alza los precios de los activos, que son más
demandados para inversión, pero a la baja los precios de los arriendos, ya que
el stock está aumentando y la demanda en el mercado de uso sigue siendo la
misma. ¿En qué terminamos? Precios de viviendas más altos, precios de uso (arriendos)
más bajos y un mayor stock disponible. Nótese aquí que lo que observamos, al
menos transitoriamente, son movimientos en direcciones opuestas de los precios
de arriendo (que bajan) y de los precios de las viviendas (que suben).
Si miramos la situación de los últimos
años en Chile, tenemos probablemente una combinación de aumentos de demanda de
uso y aumentos de demanda de inversión. Desde 2004 o 2005 en adelante y como
consecuencia del rápido crecimiento económico, la demanda habitacional creció
considerablemente. El número de hogares crecía en esa época a más del doble de
lo que crecía la población. Entre 2000 y 2013 los hogares crecieron 35% (2,4%
por año) mientras que la población creció menos de 11% (menos del 1% por año).
Si miramos los precios de arriendo y los precios de las viviendas ambos
estuvieron subiendo entre 2005 y hasta 2013.
Pareciera, sin embargo, que ha habido un
cambio en los últimos dos años y la demanda de inversión ha tomado la delantera
como motor del mercado inmobiliario habitacional. Los precios de arriendo se
estancan y más recientemente empiezan a descender, mientras que los precios de
las viviendas siguen subiendo. La explicación podría estar en lo mencionado más
arriba: en el último tiempo ha sido más bien la demanda por inversión la que ha
impulsado el mercado (de activos para inversión) y no tanto la demanda de uso.
Esto podría explicar este nuevo fenómeno para el mercado habitacional en Chile:
arriendos empezando a bajar y precios de las viviendas que siguen subiendo.